El origen de las luces de Navidad se remonta a mucho antes de que existiera esta festividad. La iluminación festiva de las ciudades ha transformado las ciudades y la vida en ellas.
Historia de las luces de Navidad
Luces de Navidad en Aarhus. Fuente: Wikipedia
La iluminación festiva tiene su origen en las celebraciones del solsticio de invierno realizadas por las primeras religiones que usaban la luz como elemento místico y central. La primera ciudad de la que tenemos constancia que fuera iluminada para celebrar una festividad es la antigua Roma. Roma se iluminaba con motivo de las Saturnales para que sus habitantes pudieran salir a celebrar durante la noche, ya que, en aquella época era una ciudad oscura e insegura.
En el año 354 el Papa Liberio declara que el nacimiento de Jesús tuvo lugar el 25 de diciembre. El objetivo del pontífice era que la celebración coincidiera con la festividad más importante del calendario romano, las Saturnales (del 17 al 24 de diciembre). El hecho de hacerlas coincidir hizo que se adoptaran tradiciones de aquellas celebraciones como por ejemplo la iluminación de las calles.
Desde la caída del Imperio Romano y hasta finales del siglo XIX, la iluminación quedó reducida a las celebraciones religiosas dentro de las iglesias, desconociéndose exactamente los motivos. Durante este periodo la Navidad se celebraba dentro de las casas, ya que, las calles eran oscuras y muy inseguras. Con la llegada de la electricidad, la iluminación volvió a las calles y con ella, las personas.
Las primeras luces de navidad modernas
Uno de los primeros ejemplos de decoración festiva nos lo ofrece Joseph Swan, en 1882 en el teatro Savoy de Londres, instalando un sistema de pequeñas luces tintineantes por la fachada que el mismo había creado. A estas luces las llamaron Fairy lights, que es como se conoce actualmente a las luces de navidad en Inglaterra.
Luces de navidad en el árbol de la Casa Blanca. Fuente: christmasdesigners.com
De forma paralela, en Estados Unidos la compañía de Thomas Edison lleva a cabo experimentos similares, y unos años después las luces de Navidad acaban por llegar al árbol de la Casa Blanca. Estas luces eran muy caras, un producto de lujo, y hasta la década de los años treinta del siglo XX no se popularizaron.
Conclusión
Iluminación Navideña de Vigo. Fuente: La Voz de Galicia
Como hemos visto a lo largo de este breve recorrido histórico, la luz y la iluminación festiva tiene la capacidad de transformar y dar vida a las ciudades. La luz permitía a los romanos celebrar con seguridad y alegría sus Saturnales, y a partir del s.XIX hizo posible el retorno de la Navidad a las calles, después de haberse refugiado en el calor de las casas por la inseguridad y la oscuridad de las calles. Hoy en día, no podemos pensar en una Navidad sin luces y por ello, son un motor turístico y un incentivo del consumo. Prueba del impacto que tienen son las iluminaciones navideñas de ciudades como Vigo o Madrid que atraen a miles y miles de visitantes.
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