
Premio de Arquitectura de Castilla y León 2020-2021
La XII edición de este premio de arquitectura ha estado marcada por la pandemia de la COVID-19 con trabajos realizados en 2020 y 2021.
¿Sabíais que el santuario Shintō más importante de Japón se reconstruye cada 20 años?, pues así es. Su nombre es Santuario de Ise o Ise-jingū, y es el edificio que vamos a conocer en este artículo.
El Santuario está situado en la ciudad de Ise, dentro del Parque Nacional de Ise-Shima, uno de los lugares más sagrados de Japón. Este santuario sintoísta cuenta con dos templos principales, el Naikū y el Gekū, 14 santuarios auxiliares y 109 menores. Naikū (S.IV) está dedicado a la adoración de Amaterasu, mientras que Gekū (S.V) está dedicado a la adoración de Toyouke no Ōmikam. En la actualidad 100 sacerdotes cuidan de Ise-jingū, que está bajo la protección de la sagrada sacerdotisa Atsuko Ikeda.
Tradicionalmente todos los santuarios sintoístas seguían el proceso de reconstrucción de Ise, aunque en la actualidad sólo éste continua con haciéndolo. Su reconstrucción periódica está estrechamente ligada al sintoísmo, que enseña que la naturaleza muere y renace en un período de 20 años (Jingū Shikinen Sengū). Por esta razón cada 20 años se realiza una ceremonia de purificación y reconstrucción de los templos desde el S.VIII.
Cada ceremonia de reconstrucción requiere la tala de 13500 árboles, siendo en la actualidad de las montañas Kiso, y no del bosque que rodea el Santuario porque está diezmado. Para hacer frente a este problema han iniciado un proceso de reforestación. Estos 13500 árboles son transformados en piezas perfectamente identificadas, obteniendo 80000 sólo para templo Naikū. La magnitud de este trabajo hace necesario empezar a preparar estas piezas con años de antelación. Para realizar el trabajo son necesarios 28 carpinteros, que en las últimas fases de la reconstrucción se convierten en 170.
La reconstrucción comienza con una ceremonia en la que el Emperador de Japón da permiso para la tala de árboles en los bosques sagrados y su traslado a Ise. A esta primera ceremonia le seguirán un total de 30 hasta su reconstrucción.
El tratamiento de la madera para la reconstrucción sigue un proceso estructurado. En primer lugar guardan los troncos en un reciento llamado Yamada Kosaku-jo (lugar de los artesanos). Cuando llegan a este espacio, se realiza una ceremonia en la que se esparce sal sobre la tierra y los carpinteros para purificarlos y obtener un buen resultado de reconstrucción. Tras esto, sumergen los troncos, en las lagunas del lugar durante un año, para eliminar la savia y evitar deformaciones y ataques de xilófagos.
Pasado ese año, se hace un corte longitudinal hasta el centro de los troncos. La finalidad del corte es evitar que se deformen y fisuren durante el período de secado que dura cinco años. Una vez seca la madera se procede a trabajarla, para conseguir la pieza que se ha marcado previamente en la base del tronco. Para cortar las piezas los carpinteros emplean maquinaria, pero las uniones las siguen haciendo de forma artesanal. Los carpinteros en este proceso tendrán que fabricar piezas exactas en forma y tamaño a las del templo original.
Por último antes de llevarlo al lugar, se monta en el taller para hacer pruebas de ensamblaje. Una vez probado se desmonta y traslada a obra donde se monta el edificio, en el solar contiguo al templo anterior, bajo un caparazón provisional que protege la obra. Ambos edificios convivirán durante un mes una vez reconstruido.
Durante todo el proceso el tratamiento de la madera se tiene que hacer con gran purismo y pulcritud. Por esta razón, los carpinteros visten de blanco y tienen lavarse frecuentemente. Además en caso de mancharse de sangre una pieza tiene que ser desechada.
La cubierta del santuario también requiere de un minucioso trabajo porque está formada por miles de haces de tallos de kaya. La kaya empleada se cultiva exclusivamente para emplearla en la cubierta, siendo necesarias 8 cosechas para obtener los tallos necesarios.
Como podemos ver el coste económico, material y humano necesario para la reconstrucción de los templos del Santuario de Ise es enorme. Por esta razón ya no se reconstruyen el resto de templos de Japón cada 20 años.
Una vez deconstruido el edificio anterior, sus piezas son reutilizadas en otros templos y construcciones de Ise y Japón. Esto hace que el ciclo de vida de los materiales se alargue y contribuya a la sostenibilidad de las construcciones.
Los usos más habituales de los materiales recuperados, considerados como sagrados, son: emplearlos en el mantenimiento, la restauración, o la reconstrucción de templos dañados por incendios o catástrofes naturales.
Como hemos comentado esos elementos recuperados son sagrados, aunque su grado irá variando según el número de veces que se reutilice la pieza. Como máximo las piezas se podrán usar dos veces después de ser desmontadas antes de perder su valor. Por último comentar que para ellos el valor está en el material del que están hechos y no en su forma o uso.
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