El galardón de la edición 2020 ha recaído en una vivienda para alojar a cinco maestros en la comunidad campesina de Llullucha, Perú.
Llullucha es una comunidad campesina de la provincia de Quispicanchi, en Perú, donde el quechua predomina sobre el castellano como idioma. Situado a unos 4.200 metros sobre el nivel del mar, el poblado se encuentra geográficamente muy aislado, y a unas 5 horas en coche desde Cuzco. En él conviven unas 76 familias comuneras, dedicadas fundamentalmente a labores agrícolas y ganaderas. La única escuela existente en la comunidad fue construida en 2008 por la ONG All Hands and Hearts. Esta escuela tiene una capacidad para 169 estudiantes y en ella enseñan 5 profesores, sin que exista ninguna vivienda destinada para los maestros.
Debido a la escasa capacidad de alojamiento de Llullucha, los profesores tenían que trasladarse diariamente desde Cuzco. Las dificultades del viaje afectaba a la regularidad y continuidad del horario lectivo. La propuesta destinada a la construcción de una vivienda para maestros busca evitar este traslado tan penoso, mejorando la calidad de vida de los profesores. Esta mejora, sin duda, repercutirá en el nivel educativo ofrecido a los alumnos de la comunidad.
Vecinos de Llullucha colaborando en la construcción de la vivienda (AMĀO estudio, 2019)
Centralismo, aislamiento y cooperación en las periferias del sur global
La demografía contemporánea de los países latinoamericanos suele caracterizarse por una marcada macrocefalia de sus áreas metropolitanas, probablemente siendo un rasgo heredado de su pasado colonial. Esto se traduce en el marcado centralismo de sus capitales, en las que se concentra la mayor parte de la población, además del poder político y económico. Esta situación se contrapone con las necesidades de muchas regiones periféricas, que no cuentan con medios suficientes ni con infraestructuras adecuadas.
Para paliar esta situación de olvido se han venido desarrollando históricamente mecanismos de solidaridad comunitaria denominados “faenas”. Se tratan de trabajos en favor de la comunidad local, realizados en conjunto y llevados a cabo durante varios días al mes. La intensidad en la implicación cooperativa depende de los requerimientos de cada época del año (siembra, cosecha y recolección alimentos) y de las necesidades colectivas (rehabilitaciones de construcciones particulares o actividades comunitarias).
Fachada lateral de la vivienda para maestros (AMĀO estudio, 2019)
Vivienda para maestros rurales
AMĀO estudio, formado por los arquitectos María Montenegro Vázquez y Ander Bados Sesma, se inspiró en la tipología de vivienda vernácula existente en la zona. La construcción se llevó a cabo en base a técnicas artesanales y mano de obra local. Aprovechando la tradición cooperativa de las “faenas” se pudo levantar este equipamiento comunitario. Se contó con carpinteros especializados en trabajar con la madera de copaiba, así como vecinos con experiencia en la construcción de cubiertas de carrizo y teja con aporte de adobe.
Doble altura de la sala de estar desde un pasillo del piso superior (AMĀO estudio, 2019)
La propuesta, a pesar de ser sencilla y apostar por una meditada austeridad, no abandona el diseño ni la complejidad espacial interior. El edificio se asienta en una parcela en pendiente, desde la que se disfrutan de unas fantásticas vistas hacia la sierra. Volumétricamente se presenta como un prisma rotundo, que se desarrolla en dos plantas y lo protege una cubierta a dos aguas cuyos faldones terminan en sendos aleros.
Cocina-comedor y sala de estar. Ventanal con vistas a la sierra (AMĀO estudio, 2019)
Esta vivienda para maestros se asienta sobre una losa de hormigón armado mientras que la estructura vertical se apoya en pilares de sección cuadrada. El cerramiento perimetral se se ejecuta con bloques prefabricados de hormigón. El piso superior es fundamentalmente ciego hacia el exterior excepto, puntualmente, cuando se abre un ventana de proporciones cuadradas hacia las fachadas que presentan una menor dimensión. La estructura de cubierta es de madera y se desarrolla en 17 pórticos atirantados en los puntos medios de los pares. Sobre ellos se coloca el tableado que sirve de base a la capa externa de teja cerámica.
Mezcla de materiales locales e industrializados
Los acabados interiores han sido tratados con enorme sensibilidad. El predominio del color blanco consigue una estudiada luminosidad. La madera local de copaiba otorga la calidez necesaria para enfrentar el frío clima serrano, y se complementa con la contemporaneidad de las superficies acabadas en hormigón pulido, de un carácter mucho más industrializado.
Cocina-comedor y salar de estar (AMĀO estudio, 2019)
Carpintería de madera de copaiba (AMĀO estudio, 2019)
Escalera de subida a los dormitorios (AMĀO estudio, 2019)
Subdivisión programática de la vivienda
La distribución interior se diferencia por niveles. En la planta baja se encuentran el que podría denominarse como programa “diurno”: cocina, comedor, zona de estudio y baño. Una franja horizontal de ventanas nos conecta visualmente con el exterior, tratándose de un gesto de proyecto decisivo. Sin duda, la sensación que transmiten estos espacios es de gran desahogo, pese a desarrollarse en una superficie tan reducida como la cocina-comedor o la zona de estudio.
En el piso superior se encuentran cuatro dormitorios (el quinto está en planta baja) a los que se acceden por dos escaleras y pasillos diferenciados. Estas habitaciones, con una mayor necesidad de privacidad, se abren hacia los testeros y la fachada de acceso. Como si se tratara del corazón de la vivienda se dispone de un espacio a doble altura, a donde se vuelca el programa de día y se asoman las pasarelas en voladizo.
Esta estupenda propuesta de AMĀO estudio no ha pasado desapercibida en el contexto del VII Festival Arquia/Próxima, destacando entre los más de 300 proyectos presentados. Finalmente, el jurado otorgó a esta Vivienda para maestros el Premio Arquia/Próxima 2020 “por suponer un acto de generosidad al aportar un cambio cualitativo a las condiciones sociales de las comunidades en las que se inserta, destacando el respeto por el paisaje, así como la aplicación e ingenio en el uso de las tipologías, técnicas, materiales y conocimiento local en el proyecto”.
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